La casa del pueblo, la casa de mis abuelos
Soy de los que disfruto del realismo mágico de gabo, pues voy al compás del que se describe en los libros, como el que vivo cada vez que voy a la casa de los abuelos. A la casa del pueblo. Esa realidad no tan magnificada como la describe gabito en casi todos sus libros, como el fragmento de la muerte de Úrsula iguaran, donde dice: que hacia tanta calor que los pájaros desorientados se estrellaban como perdigones contra las paredes y rompían las mallas metálicas de las ventanas para morirse en los dormitorios o como cuando en ese mismo libro describió un diluvio babilónico. Son cositas del pueblos que gabo las hizo únicas con su estilo original. La casa de mis abuelos es un macondo anclado en medio del siglo XXI, pues mi abuelo sería un Aureliano Buendía terco como sus años y mi abuela una ursula incansable. La casa también sumergida a una vejez de antaño se va desgastando con los años, los días sofocantes pasan uno después del otro, los inviernos no recogen la hojarasca de ot